El primer y último rayo de sol
Hoy, -dijo la luna- Hoy tenía ganas de platicarte mi noche, de susurrarte mis historias, de contarte mis anecdotas y describirte mis historias pero no fue así. A mitad de la plática cuando te contaba acerca de esa pareja que ilumine en el parque tu ya no estabas aqui. Y asi es siempre.
Cuando comenzamos a adentrarnos en nuestros temas tan diferentes como la noche y el día, cada uno parte, como si medio mundo nos dividiera y nuestras palabras fueran idiomas totalmente distintos.
Solamente cuando los dos decidimos partir o llegar allá dónde todos los momentos nos escondemos por un instante; durante el crepúsculo de cualquiera de las seis, cuando nuestras pocas palabras concuerdan, nuestra vida congenia, nuestras sentimientos los mismos y nuestras ideas parecidas son; si, en ese momento tan bello, cuando cualquiera de los dos comienza a platicar y el otro escucha atentamente es cuando nuestros corazones se funden para solamente decir dos palabras, dos palabras que nos hacen olvidar todas las horas que no nos pudimos escuchar.
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