Recuerdos de un Cazador, Luca Turilli
Primera Parte. Segunda correción.
Parece que el día va llegando a su fin, unas nubes claras en el cielo y el horizonte empieza su final.
Unos departamentos que siembran la sombra en un hermoso atardecer de verano.
Toc, toc. Un golpeteo en la puerta.
-Mama, mama, Ya llegue a la casa-... Se escucha la voz de un niño, la voz de los 8 años; se abre la puerta y una linda y tierna cara es la imagen central de la entrada de una humilde morada; al fondo se observa un departamento humilde, un hogar, un padre sentado en la mesa de un viejo comedor leyendo el periódico.
-Pasa hijo, pasa..- dijo la madre; al entrar, se escucha el grito de una pequeña -¡HERMANO!- seguido del grito, sale corriendo una niña de a lo mucho 5 años, una niña que se ahogaba de felicidad, -Hermano, Hermano, ¡Qué bueno que volviste!-
-No te preocupes tanto tontita, estaba en la escuela-
-No te vayas tanto tiempo hermano... por favor...-
-Jaja-una risa se esboza una sonrisa en el rostro del niño- Tontita tenía que ir a la escuela como todos los...- No se pudo terminar la oración cuando de pronto se escucharon unos ruidos en las inmediaciones de la casa, golpes sordos, una pelea, una pelea bastante violenta.
Ambos Hermanos corren a la seguridad de los brazos de su madre, -¿Qué sucede mamá, que pasa?- ambos padres intercambian miradas y la madre contesta con voz nerviosa:
-Nada Hijos, nada... pero vayan al cuarto y quédense ahí....-
Tal vez esa sería la última orden que se pudo haber escuchado en esa casa.
-Ya escuchaste tontita, vamos al cuarto- tomo a su hermana de la mano y cumplieron la orden.
Varios pasos comenzaban a retumbar en las escaleras, su eco se escuchaba encharcado.
La tarde y el sol se ocultaban mientras aquellos pasos se acercaban más y más con el caer de la noche.
-Hermano...- la niña sentía la presión, el miedo era evidente en su rostro-...Hermano... ¿Qué pasa?
Dudas...
Tensión...
Preguntas sin respuesta.
Todo cubría el lugar en forma de una niebla que solo el pequeño podía observar: -Espera en el ropero, ¿ok? Si te quedas te prometo que no iré de nuevo a la escuela y me quedaré contigo.
-Está bien hermano, pero es una promesa.
Al salir del cuarto un golpe ensordecedor hace eco en la puerta del departamento, la puerta se abre bruscamente y unas astillas de entre la pared y la chapa caen al suelo.
Unos hombres vestidos a manera de rufianes irrumpen el lugar.
-¡Luca tapate los oídos! -Grito el padre antes de jalar al gatillo de su revólver, un viejo recuerdo de tiempos pasados, de historias muchas veces contadas.
Un ruido ensordecedor retumba en el cuarto; un hombre cae.
La escena se repite por segunda vez.
No más, un hombre cuyo recuerdo jamás será presa del olvido entró en el lugar, entró al mismo tiempo que la noche devoraba completamente al día.
Una tercera bala salió del revólver, nada. La cuarta y la quinta solamente salpicaron un poco de sangre los alrededores.
-¡LUCA!- EL grito de la madre llamo la atención hasta de la misma noche, desesperada se lanzó hacia el cuarto tratando de cubrir al niño.
La adrenalina se respiraba en el ambiente, las gotas del sudor frío escurrían en los rostros de aquella familia indefensa.
Llanto y desesperación. Un llanto desgarrador comenzó a invadir el lugar cuando aquel sujeto tomo al padre por el cuello y lo levantó con una sola mano. La presión era insoportable, el arma no tardo en caer al suelo, los esfuerzos eran inútiles. Solo unos cuantos segundos bastaron para que la vida se esfumara de aquél cuerpo que ahora yacía como títere en las manos de su titiritero.
-Crack- dijo el sujeto; soltó el cuerpo y giro con una mirada escalofriante hacia donde estaban la madre y el niño. Los ojos estaban clavados como aquellas balas en los cuerpos inertes llenos de sangre que cubrían la entrada....
De pronto, un grito... Un grito de terror jamás imaginado por aquel niño... un grito que nunca se olvidara, y que nunca quedara en el pasado...
Dicen que el valor siempre aparece cuando es menos oportuno, dicen también que puede ser un instinto natural del hombre...
-¡LUCA!-
El valor, la locura, el miedo....
Una detonación del revólver hizo eco en el grito de la madre.
Un pequeño dolor invadió el cuerpo de aquel “hombre”. La mirada se clavo en el alma del pequeño.
Un golpe seco. Un llanto ahogado y un impacto, la sangre escurrió de su boca al momento de terminar impactado contra la pared, justo a un lado de la ventana.
Una loca risa invadió el rostro de aquél “hombre”. Las carcajadas parecían perdidas, llenas de un placer que las hacía sentir realmente escalofriantes.
Comenzó a caminar hacia la madre.
La tomó con ambas manos y la azotó contra la pared. Dejo que cayera contra el piso, se agacho y recogió la pistola que el niño había dejado al recibir el golpe. Recogio algunas balas que el padre tenía regadas a su alrededor y con la madre apenas consiente en el piso, comenzó a cargar la pistola, bala por bala, sin ninguna prisa. Saboreaba cada una de las balas que cargaba en el arma y cuando termino dirigió su mirada hacia la madre.
Con la mirada hacia su hijo la madre levantó su brazo, quizo articular algunas palabras; el niño apenas podía ver borrosamente la imagen de su madre, aun no reponía su estado después del tremendo golpe.
Un nuevo estruendo recorrió la habitación, la sangra de la madre comenzaba a cubrir el lugar mientras su cuerpo empezaba a ladearse.
El olor a sangre invadía nuevamente aquél departamento.
-¡NOOOOOO!- la niña salió del cuarto corriendo hacia donde estaba su madre-¡MAMA!
Llanto, desesperación.
Las Gotas de dolor escurrían de los ojos de la niña. Antes de poder voltear la mirada hacia con el asesino, de un fuerte golpe la niña caía justo al lado del niño, habiendo estrellado uno de los pequeños vidrios de la ventana. La sangre era escupida por la niña y en un intento por hablar se dirigió a su hermano:
-...Hermano...-
Un paso...
-Perdóname, por favor....- escupió sangre e intento articular nuevamente una palabra-…herma…
Otra bala, otro disparo. Un segunda había estallado sangre en la pared a través de su cabeza. El color del suelo era sangre, sangre oscura cubierta de lágrimas.
Ese olor, ese dolor, ese Llanto. Todo ahogado en un grito:
-¡HERMANA!-
El sentimiento había partido aquél corazón humano....
-¡NOOOO!-
El llanto y la desesperación invadieron el lugar, la rabia, la ira y nuevos pasos en la puerta hicieron su aparición. Las escaleras se inundaban de pasos que sonaban como eco en el tiempo, que para el niño se había detenido en aquel momento.
-Ya déjalo-, una voz ronca se escuchó venir desde la puerta -Es solo un niño...
En verdad que era solo un niño y nada más; no pudo hacer nada más, nada más....
El hombre descargo dos balas del revólver y dejo solo una.
-Está bien, toma niño...- La pistola cayó al suelo -¡Que te diviertas! –la risa siguió surgiendo de esa manera bastante enferma que ya se había escuchado antes.
Sangre, solo sangre y cuerpos.
-Mamá.
-Hermana.
-Padre... ¿Porque?
Un grito se escuchó en toda la oscuridad que abarcaba esa noche... un llanto y una pregunta.... una pregunta a la que solo el tenue reflejo de la luna que atravesaba por la ventana y se reflejaba en los charcos de sangre tal vez tuviera la respuesta.
Silencio
El más tenebroso silencio del que puede estar acompañada la oscuridad: El silencio de la muerte.
El silencio que empieza a acompañarnos una vez que dejamos de estar vivos
-NO ME DEJES PAPA, NO ME DEJES...
-PAPA NO ME DEJES...
-MI HERMANA.... MI MAMA....PAPA NO ME DEJES...
No me dejes... era lo último que se escucho en esa oscura noche de verano, la única frase que se perdía en la fría niebla de verano que invadía su mente....
Silencio.
El recuerdo invadió la mente...
El recuerdo, una lágrima. Otra gota que caía en ese suelo que estaba cubierto de sangre...
El llanto fue lo único que se escucho en ese oscuro lugar, las lagrimas y el dolor acompañados de unas sirenas de policía que a lo lejos se oían, como a lo lejos estaba el recuerdo de la madre, del padre y de la hermana; como a lo lejos se encontraba la humanidad perdida; como a lo lejos, el niño lloraba bajo la luna…