Cempazuchitl

Será que se le llama cada año, las señales que se le dan en esta tierra son esas hermosas flores naranjas, ella viene y permite el regreso de aquellos que se fueron. Junto con los que aún estamos aquí realizamos una celebración, una fiesta por la bella comunión que tiene la vida y la muerte.

Los traemos con recuerdos y les dejamos costumbres y gustos para que recuerden cuando estuvieron vivos; nos pasan a saludar para que no olvidemos que ya están muertos; se llenan las mesas de la flor naranja, del cempazuchitl que les da la bienvenida; otras flores de diferentes colores cubren sus eternas posadas, esas tumbas donde quedó sepultado su cuerpo más no su memoria. 

La celebración entre la vida y la muerte, una parte íntegra de este México que se divierte, juega y baila de la mano de la catrina; la toma alegremente para compartir una pieza, la sube dulcemente en aquellos botes que inundan los lagos llenos de veladores y pensamientos, como si al navegar en aquellas aguas, los muertos nadaran con nosotros de regreso y pasaran a nuestras casas a comer de nuestras humildes ofrendas.

Al final, la catrina va y viene, se marcha despidiéndose de su querida tierra, de sus queridas flores, como una mariposa que abandona el cempazuchitl para regresar la próxima vez que busque llenarse el apetito con un poco de nostalgia y sentimiento. No se te olvide ningún año venir, catrina querida, no se te olvide recordarnos que contigo bailamos de la mano, la encantadora melodía de lo que es verdaderamente la vida.

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P.D. Las fotos las edito mi novia @ChuzaMX, espero también les gusten.